Hablar del Litoral Central en el Estado Vargas y en específico
del rio Camuri Chico es tocar una parte importante de la historia reciente de
los eventos hidrológicos en Venezuela, referimos así
a la tristemente recordada Tragedia de Vargas del año 1999
donde las magnitudes de las precipitaciones que se registraron ese fatídico
día se correspondió con las que por lo general caen
en un año. Existe una historia un poco más
lejana acontecida a mediados de la década de los años
50, específicamente en el año
1951, en el cual un primer evento de lluvias generó
ciertas crecidas que de una u otra forma preparó el
escenario para lo ocurrido en la ya mencionada tragedia del 99.
Este evento previo fue lo suficientemente fuerte como
para colmatar los drenes del cauce principal del río Camurí
Chico con material rocoso y gran cantidad de sedimentos, sin embargo su fuerza
no fue tal y no generó los conos de deyección
que actualmente muestra la morfología de la costa litoralense,
simplemente los acumuló ahí,
pareciese que la naturaleza se hubiese tomado su tiempo para, premeditadamente,
crear tan macabra celada, esa gran cantidad de material estuvo latente por años
esperando para asestar el fulminante golpe.
El ingeniero León Briceño
(2003) hace una breve descripción técnica
de lo acaecido en el evento del mes de diciembre de 1999: “Una lluvia continua,
originada por un frente frio en un zona de alta presión proveniente
del norte; una vaguada de nubes y precipitaciones sobre el Caribe; flujo de
inyección o de chorro y una situación
estacionaria sobre la costa central del país
estacionada por veinte días, causó que
una gran cantidad de materiales como bloques de decenas de toneladas, troncos
de árboles y restos de construcciones antrópicas
se desprendieran de la ladera y corriera por los cauces del drenaje”.
Sin pretender ser simplistas notamos que, a partir de lo
descrito anteriormente, pudiese existir un período de
retorno de aproximadamente 50 años, aun cuando esto debiera ser
corroborado científicamente, es un hecho alarmante
el que en los próximos 30 o 35 años
estemos suponiendo el desarrollo de un nuevo evento de esta magnitud, sin
embargo existe el suficiente tiempo para tomar las medidas preventivas para
minimizar los posibles consecuencias que esta pudiese estar presentando.
Es por ello que los estudios que se realizan, no solo a
esta cuenca sino a toda las cuencas de la zona del litoral central venezolano,
que no está demás decir
que cuentan con características comunes tales como cauces
de corto recorrido y altitudes considerables que sobrepasan los 2000 msnm. Son
de vital importancia para definir con mayor exactitud la respuesta de la zona a
crecidas o avenidas excepcionales para poder minimizar posibles tragedias como
las antes descritas. Si no logramos descifrar los eventos pasados es muy difícil
estar preparados para el futuro.
En conmemoración de las personas que fallecieron en la Tragedia de Vargas